San Bartolomé es una isla caribeña que ha sabido preservar el turismo de masas. Aquí no hay "bares" de edificios turísticos, ni grandes complejos, sino sólo casas cuyos precios suben en este lugar cada vez más selectivo y exclusivo. La isla sólo tiene 25 km² y es de vuelta muy rápida. La gente viene a San Bartolomé para relajarse, pasear y descansar en una naturaleza preservada. El paisaje es mágico y totalmente exótico. Todo se hace para aprovechar que se han puesto los medios. De hecho, San Bartolomé es el paraíso de los famosos, con sus villas y sus enormes yates. El programa incluye natación, windsurf, paseos a caballo por la playa y el bosque, y excursiones de buceo en el corazón de la isla para descubrir el rico patrimonio cultural y tradicional. Pero San Bartolomé lo tiene todo para complacer a la población homosexual: playas de arena blanca, sol en abundancia, boutiques y buena comida. En cambio, es probable que los eventos gays se organicen "en privado" en villas o propiedades privadas.
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San Bartolomé es una isla caribeña que ha sabido preservar el turismo de masas. Aquí no hay "bares" de edificios turísticos, ni grandes complejos, sino sólo casas cuyos precios suben en este lugar cada vez más selectivo y exclusivo. La isla sólo tiene 25 km² y es de vuelta muy rápida. La gente viene a San Bartolomé para relajarse, pasear y descansar en una naturaleza preservada. El paisaje es mágico y totalmente exótico. Todo se hace para aprovechar que se han puesto los medios. De hecho, San Bartolomé es el paraíso de los famosos, con sus villas y sus enormes yates. El programa incluye natación, windsurf, paseos a caballo por la playa y el bosque, y excursiones de buceo en el corazón de la isla para descubrir el rico patrimonio cultural y tradicional. Pero San Bartolomé lo tiene todo para complacer a la población homosexual: playas de arena blanca, sol en abundancia, boutiques y buena comida. En cambio, es probable que los eventos gays se organicen "en privado" en villas o propiedades privadas.